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un complejo futuro en manos de los reguladores

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Tras el colapso de FTX, el sector está pendiente del respaldo institucional. Que la SEC autorice los fondos cotizados (ETF) de bitcoin al contado es la clave del futuro del mundo ‘cripto’.

Horas después de que Sam Bankman-Fried, cofundador de FTX e imagen de la industria de las criptomonedas, fuese declarado culpable de fraude y blanqueo de dinero en Nueva York, uno de sus principales patrocinadores, Alfred Lin, socio de Sequoia Capital, expresó su opinión: » Tras el colapso de FTX, revisamos exhaustivamente nuestro proceso de due diligence y evaluamos nuestra relación laboral de 18 meses con Sam Bankman-Fried. Concluimos que nos habían engañado deliberadamente».

Los criptoescépticos argumentan que Lin no fue el primero en dejarse engañar. Desde que se creó el bitcoin en 2009, la industria se ha asociado con el comercio ilícito y con fracasos comerciales como el colapso en 2014 de Mt Gox, que en su apogeo gestionaba casi tres cuartas partes de todos los bitcoin en circulación.

En el culmen de su poder, Bankman-Fried se percibía como el camino más probable hacia la respetabilidad del sector. Además de Sequoia, contaba con el apoyo de Tiger Global, el fondo soberano de Singapur, y el Plan de Pensiones de Profesores de Ontario.

FTX obtuvo el respaldo de celebridades y firmó acuerdos de patrocinio con las grandes Ligas de Béisbol, la franquicia de baloncesto Miami Heat y el Consejo Internacional del Cricket. Rodó un anuncio de la Super Bowl con el actor y productor Larry David.

Pero el 2 de noviembre, un jurado de Nueva York declaró por unanimidad a Bankman-Fried culpable de «uno de los mayores fraudes financieros en la historia de EEUU».

Ahora la industria que representaba podría tomar dos caminos: reagruparse colectivamente e intentar, de nuevo, ser aceptada en el mundo de las finanzas convencionales, o volver a su vieja imagen de nicho de mercado para especuladores, operadores intradía y aquellos que creen que el dinero debe permanecer separado del Estado.

Para John Reed Stark, exjefe de la oficina de control de Internet de la Comisión del Mercado de Valores (SEC), el veredicto del juicio es «una sentencia de muerte para las criptomonedas, la Web 3 y el blockchain».

«Es una industria que ha completado su curso», afirma. «Si todo desapareciera mañana, no afectaría a ninguna persona en el planeta más que al especulador».

Pero otros creen que la industria puede recuperarse de la debacle del juicio Bankman-Fried y convertirse en parte de las finanzas convencionales.

«La industria aún no está acabada», asegura Charles Storry, jefe de crecimiento de la plataforma de índices de futuros de criptomonedas Phuture.

El final de la carrera de Bankman-Fried llega tras más de una década de incumplimiento de las normas financieras tradicionales, enfrentamientos con reguladores y acusaciones de financiar el terrorismo. La potencia informática necesaria para «minar» criptos como el bitcoin generar una huella de carbono equivalente a la de un país del tamaño de Ucrania.

Colapso

La quiebra de FTX en 2022 coronó una crisis de confianza que provocó que activos digitales populares como el bitcoin y el ethereum perdieran más de la mitad de su valor. Otras firmas otrora relevantes como Terraform Labs y Three Arrows Capital también colapsaron.

Los reguladores estadounidenses han lanzado una avalancha de demandas contra algunas de las mayores empresas de criptos que siguen en pie. Entre ellas se incluyen la firma cotizada en EEUU Coinbase y Binance, el gran rival de FTX y, con diferencia, la mayor plataforma de criptomonedas del mundo.

La Comisión de Comercio de Futuros de Materias Primas y la SEC han demandado a Binance alegando que facilitaba actividades potencialmente ilegales y que había mezclado el dinero de los clientes con una firma de trading propiedad de su consejero delegado, Changpeng Zhao.

A raíz de las atrocidades del 7 de octubre, las autoridades de seguridad israelíes cerraron más de 100 cuentas de Binance e identificaron alrededor de 150 iniciativas de donación de criptomonedas afiliadas a Hamás, lo que provocó nuevas acusaciones sobre los vínculos de la industria con la financiación del terrorismo y nuevos llamamientos a tomar medidas enérgicas.

Zhao, de Binance, opina que «todas las plataformas de criptomonedas» deberían proporcionar pruebas de reservas y se comprometió con la «total transparencia» en su propio negocio. Días después, la plataforma rival OKX informó de que iba a lanzar su primera prueba de reservas «para establecer un nuevo estándar de transparencia, gestión de riesgos y protección del usuario».

Pero según cifras del proveedor de datos de la industria CCData, sólo un tercio de las plataformas ofrece pruebas de reservas u otras alternativas, como estados financieros auditados periódicamente.

Las plataformas que han ofrecido alguna forma de transparencia financiera a sus clientes representan alrededor del 81% del mercado, pero esa cifra es inferior a noviembre de 2022, cuando FTX quebró.

Según Jacob Joseph, de CCData, esto sugiere que «la prueba de reservas podría haberse vuelto menos exigente para los usuarios en comparación con los primeros meses después del colapso de FTX».

Los operadores minoristas han desempeñado un papel decisivo en el crecimiento del sector.

«La supervivencia de las criptomonedas depende del apoyo externo y de la confianza de otras industrias», afirma Storry. «El inversor minorista está a bordo, pero ahora necesitamos el respaldo institucional para llevar la industria al siguiente nivel».

Tokens

Hay señales de que esto está sucediendo. En verano, el gigante de los pagos PayPal se convirtió en la primera entidad financiera importante en lanzar un token vinculado al dólar estadounidense. La compañía ofrece operaciones con las criptomonedas más populares del mundo desde 2020, pero el lanzamiento de una stablecoin (un cripto cuyo precio replica el de un activo reconocido, a menudo una moneda convencional) supuso una gran ayuda para un sector en apuros.

Fondos en bitcoins

Mayores esperanzas de respaldo institucional descansan en que BlackRock, la mayor gestora de activos del mundo, obtenga la aprobación de la SEC para lanzar un fondo cotizado de bitcoin al contado. Eso permitiría a los inversores especular con bitcoin dentro de un vehículo financiero regulado gestionado por un nombre reconocido.

A medida que crecen las especulaciones sobre la posible aprobación de la solicitud de BlackRock y otras gestoras de fondos, el precio del bitcoin se ha disparado por encima de 40.000 dólares, borrando las pérdidas desde que comenzó la crisis de las criptomonedas en mayo de 2022.

Pero nada puede darse por sentado. La SEC, encabezada por su presidente Gary Gensler, se ha resistido hasta ahora a aprobar solicitudes de este tipo y es posible que nunca dé luz verde a BlackRock, ni a ningún otro candidato, para llevar el bitcoin al mercado masivo.

Hace dos meses, la senadora Cynthia Lummis y la representante French Hill instaron al Departamento de Justicia a considerar cargos penales contra Binance y Tether, la mayor plataforma de trading y el principal emisor de stablecoin, respectivamente.

Tras el ataque de Hamás a Israel, más de 100 legisladores de los dos principales partidos políticos de EEUU firmaron una carta instando a la administración Biden a describir las medidas que está tomando para mitigar el uso de las criptomonedas como medio para financiar el terrorismo.

Vuelta a los orígenes

Reed Stark, exejecutivo de la SEC, destaca la ironía de las criptomonedas: «Todos estos criptomineros piden a gritos un ETF de bitcoin, pero empezaron el proyecto bitcoin porque estaban disgustados por la crisis de 2008. Les molestaba que el Gobierno pudiera vigilar sus transacciones financieras», señala.

Erik Voorhees, fundador de la plataforma cripto ShapeShift y libertario sin complejos, y otros como él, presionan para que la industria vuelva a sus principios originales: finanzas sin permiso que se erigen como un rechazo explícito del establishment, la supervisión gubernamental y los reguladores no elegidos.

Tras la escandalosa desaparición del que fuera la imagen de las criptos, la decisión de retirarse de una batalla perdida con legisladores y reguladores puede ser tentadora, pero es una decisión que corre el riesgo de socavar un mercado en el que ya hay poca actividad.

A principios de 2023, habría sido necesaria la compra de más de 1.400 bitcoin (unos 23 millones de dólares de la época) para que el precio del token se moviera más de un 1%, según las cifras de CCData, pero a finales de abril, habrían bastado 462 bitcoin (valorados entonces en unos 13 millones de dólares). Este fue el punto de profundidad del mercado más bajo para el bitcoin y el tether desde mayo de 2022, cuando el sector se sumió en el caos.

Las cifras han mejorado, pero siguen sin retratar un mercado ampliamente negociado con impulso minorista y entrada de dinero nuevo; ahora harían falta 752 bitcoin (unos 26 millones de dólares), para mover el precio de la moneda.

© The Financial Times Limited [2023]. Todos los derechos reservados. FT y Financial Times son marcas registradas de Financial Times Limited. Queda prohibida la redistribución, copia o modificación. EXPANSIÓN es el único responsable de esta traducción y Financial Times Limited no se hace responsable de la exactitud de la misma.

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